El barroco fue el periodo en el que sucedió al renacimiento, entre finales del siglo XVI y finales del siglo XVII, impregna todas las manifestaciones culturales y artísticas europeas y se extendió también a los países hispanoamericanos.
Como etapa preparatoria, que coincide cronológicamente con el renacimiento y el barroco, debe tenerse en cuenta el manierismo.
La palabra barroco tuvo originalmente un sentido peyorativo, ligado con la extravagancia y la exageración, que aún se mantiene en ciertos tópicos del lenguaje no especializado. Se dice que el termino deriva del portugués barroco (castellano barrueco), que significa ‘perla irregular’. También suele relacionarse con baroco, nombre que recibe una figura del silogismo.
El barroco expresa la conciencia de una crisis, visible en los agudos contrastes sociales, el hambre, la guerra, la miseria. Suele establecerse una distinción entre el barroco de los países protestantes y el de los países católicos (barroco de la Contrarreforma).
Desde el punto de vista estético, sobresale la búsqueda de la novedad y de la sorpresa; el gusto por la dificultad, vinculada con la idea de que si nada es estable, todo debe ser descifrado; la tendencia al artificio y al ingenio; la noción de que en lo inacabado reside el supremo ideal de una obra artística. La búsqueda de la novedad y de lo extraño explica la admiración del barroco por pintores flamencos como El Bosco, Arcimboldo y Brueghel el Viejo: así lo demuestran, entre otros textos, los Sueños del escritor español Francisco de Quevedo.
En el caso de España, aunque sin perder de vista el contexto europeo, José Antonio Maravall ha enumerado una serie de asuntos y típicos literarios que definen una imagen del mundo y del hombre: la locura del mundo; la melancolía —Anatomy of melancholy, de R. Burton, es de 1621— la sensación de inestabilidad de los hombres y la fugacidad de las cosas; la revitalización del típico del mundo al revés y la figura del gracioso en el teatro español como uno de sus representantes (“Soy el que dice al revés / todas las cosas que habla”, dice un personaje de El mejor alcalde, el rey de Lope de Vega); el mundo como laberinto, como gran plaza o mesón; la concordia de los opuestos (nuestra vida se “concierta de desconciertos”, dice el conceptista español Baltasar Gracián); el mundo como guerra y el hombre lobo del hombre.
Desde el punto de vista estético, sobresalen la búsqueda de la novedad y de la sorpresa; el gusto por la dificultad, vinculada con la idea de que si nada es estable, todo debe ser descifrado; la tendencia al artificio y al ingenio; la noción de que en lo inacabado reside el supremo ideal de una obra artística. La búsqueda de la novedad y de lo extraño explica la admiración del barroco por pintores flamencos como El Bosco, Arcimboldo y Brueghel el Viejo: así lo demuestran, entre otros textos, los Sueños del escritor español Francisco de Quevedo.
Los autores del barroco hispanoamericano más destacados.
- Garcilaso de la Vega (1539-1616) en Perú.
- Sor Juana Inés de la Cruz, sobre todo por su Primero Sueño (de clara influencia gongorina por su audacia formal) y El divino Narciso (cuyo antecedente es Eco y Narciso, del dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca).
- Fernando de Alva Ixtlilxochitl, autor de una Historia chichimeca y traductor de poesía náhuatl en México.
- Martín del Barco Centenera (La Argentina y Conquista del Río de la Plata), extremeño que vivía más de veinte años en América.
- Pedro de Oña y Arauco domado en Chile.
- Silvestre de Balboa y Espejo en Cuba.
- Hernando Domínguez Camargo, a quien el poeta Gerardo Diego cita en su Antología poética en honor de Góngora, y que vivía en Colombia.
Pensamiento Barroco.
Debido a la crisis sufrida durante este período, el hombre adopta una actitud escéptica, desconfiada y pesimista. Se tiene una visión muy negativa del mundo.
La realidad de las artes o la literatura es muy complicada. Está recargada, llena de contrastes, de contradicciones y de dinamismo.
El hombre barroco ve el mundo como un lugar caótico y está obsesionado con la brevedad de la vida y con el paso del tiempo. Esto se debe al pesimismo y desengaño que sienten ante el mundo.
Los hombres piensan que vivir es “un ir muriendo cada día”.
Temas de la literatura barroca:
-La muerte.
-El sentimiento amoroso vivido de forma desgarradora.
-La apariencia engañosa de las cosas (famosa teatralización: la vida es una representación teatral, en la que Dios es el autor, y los seres humanos, los actores).
-La insatisfacción y la soledad (el hombre se siente solo ante el caos)
Paralelamente, en el siglo XVII, el ser humano adopta una postura ascética (de menosprecio de todo lo terreno) y adopta una postura estoica (de resignación ante la desgracia)
En la literatura, para expresar el distanciamiento de la realidad se recurre a la exageración y a la decoración. Con esto se pretende distorsionar la realidad para marcar los contrastes, es decir, las cosas no se describen como son, sino como se ven a través de los ojos del escritor.
El artista y el escritor del barroco buscan la originalidad para provocar en el público la admiración y la sorpresa, y no se someten a ningún modelo ni a ninguna regla (a diferencia de los autores renacentistas)
La lengua literaria del siglo XVII destaca por la complicación en la forma o el contenido para que resulte difícil de entender.
La dificultad formal es sinónimo de belleza artística. Se trata de una creación de reflexión intelectual y no de emoción natural.
Temas del arte y la literatura barroca
Durante esta época se buscan otras formas, otros enfoques y otros recursos (complicación, dificultad, exageración...) para expresar los mismos temas del Renacimiento.
Abundan los temas morales y religiosos (la fugacidad de las cosas y de la vida, la muerte...) debido al desengaño que siente el hombre.
Son frecuentes, también, los temas filosóficos, doctrinales y políticos (la naturaleza humana, el honor...)
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